En el mundo encontramos dos tipos de personas, unas que creen que solo ellos pueden hacer las cosas y no delegan a nadie y otras que para evadir sus propias responsabilidades solo se la pasan delegando a todos y por todo de una manera totalmente irresponsable.
El delegar es verdaderamente un arte no se trata de estar dando cargos o responsabilidades a cualquier persona.
El éxito o el fracaso en lo que emprendas en gran manera dependen de las personas a quien delegaste funciones.
Algunas cosas a tener en cuenta a la hora de delegar.
1. Ten en cuenta que es lo que quieres lograr. Si tú no sabes hacer difícilmente podrás mandar.
2. No delegues solo porque a ti ya no te alcanza el tiempo. V 1 “Aconteció que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel.” se debe delegar pensando en crecer, en mejorar lo que se hace.
2. Invierte tiempo en enseñar. No solo se trata de que les marques un camino es necesario que les enseñes a transitarlo. V 3 “Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho.”
3. Involucra a los demás en lo que haces. El testimonio es muy importante pero no es suficiente. Tus hijos tal vez te ven orar, ir a la iglesia y hacer lo bueno pero es necesario que los involucres en lo que haces. Si solo te ven orar pero no los involucras en la oración, ellos crecerán reconociendo que tienen un padre muy entregado pero ellos serán unos mundanos o unos cristianos tibios. Si eres empresario permite que ellos puedan involucrarse en lo que haces así cuando tú mueras ellos sabrán como administrar la herencia que les dejaste.
4. Asegúrate de que te han entendido. No te de pena preguntar una y otra vez. Cuando una persona no entiende lo que le han delegado o sus funciones terminan haciendo el trabajo de manera deficiente o mediocre.
5. Valora el trabajo de los demás. En las personas sabias esto sirve de estímulo para mejorar cada día su trabajo. Digo en las personas sabias porque hay otras que cuando se los felicita por su trabajo en lugar de mejorar empiezan a menguar.
6. Has un seguimiento a las personas que has encomendado. Recuerda que aunque delegues el trabajo es tu responsabilidad.
7. No escojas personas que quieran ganar, escoge personas que se quieran capacitar o preparar para ganar. Ganar también es el sueño de todo perdedor, prepararse o entrenar para ganar es el propósito de todo triunfador.
De nosotros y de las personas a quienes delegamos nuestras cosas depende la decisión que puedan tomar los demás. V 5 “y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.” el pueblo de Israel se equivocó al tomar la decisión de pedir un rey, pero esa decisión fu determinada por la mala dirección de Samuel y sus hijos.
No solo pienses en tener un equipo de trabajo, preocúpate de entrenarlo para llegar a ser los mejores, recuerda que del personal que tengas dependerá el éxito o el fracaso en tus proyectos. Tomate tu tiempo para elegir entrénalos para lo que quieres pero ante todo nunca tomes decisiones o delegues sin la orientación del Espíritu Santo.