Los filisteos se robaron el arca que representaba la presencia de Dios porque la consideran como un amuleto de la buena suerte como algunos la pata de conejo, una herradura o la mata de sábila. 4: 7 “Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así”
Hay muchos cristianos hoy en día que solo ven en jehová la posibilidad de lograr un milagro o suplir una necesidad.
Cuando Dios llega a nuestra vida antes de arreglarla primero la desarregla. Si tú quieres hacer un buen aseo de la sala de tu casa es necesario que primero saques o levantes los muebles para después de hecho el aseo los vuelvas acomodar.
La presencia de Dios en nuestra vida no es solo para obtener lo que queremos, anhelar la presencia de Dios significa someternos a su voluntad cumplir con sus disposiciones y como añadidura vienen los milagros. Mateo 6: 33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Cuando los filisteos se dieron cuenta que sin someterse a Dios su presencia en lugar de resultar para bien puede terminar en mal prefirieron rechazarla. 6: 1-2 “Estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos siete meses. 6:2 Entonces los filisteos, llamando a los sacerdotes y adivinos, preguntaron: ¿Qué haremos del arca de Jehová? Hacednos saber de qué manera la hemos de volver a enviar a su lugar.”
Muchas personas reciben a Cristo en su corazón llenos de gozo pensando que ahora las cosas serán mucho más fáciles. Pero cuando se dan cuenta que aunque ahora ya se pueden llamar cristianos su vida sigue igual, con los mismos problemas y algunos consideran que ahora es peor, toman la decisión también de rechazar la presencia de Dios.
El mundo entero lucha por conseguir el secreto de la prosperidad. A todos los seres humanos nos gusta vivir bien. Jesucristo nos da el secreto para que los cristianos podamos conseguir esa tan anhelada prosperidad. Josué 1: 8 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”
El núcleo central del cristianismo está en el someterse a la palabra de Dios. La biblia es un hermoso manual que nos ayuda a tener vidas de éxito y prosperidad. 2 Timoteo 3: 16 - 17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 3:17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Muchas personas tienen vidas muy avivadas espiritualmente. A todo lo que habla el pastor le dicen ¡Amen, Amen! Pero cuando la palabra los empieza a confrontar a decirles que deben hacer y que no deben hacer es cuando se desaniman y terminan desertando de la vida cristiana.
Las personas que evaden el comprometerse y el vivir en disciplina siempre les va mal en todo; son un fracaso en el hogar, en la iglesia en la sociedad y lo que es peor son fracaso con ellos mismos.
Hay muchos factores que nos alejan de Dios y de los seres que decimos amar. Entre ellos la incomprensión, la intolerancia y algo que más determina el alejarnos de Dios y de los demás es la falta de tiempo.
Hoy en día la sociedad vive con mucho afán, salen a trabajar desde muy temprano y regresan a la casa muy tarde y muy cansados esto hace que ya nadie tenga tiempo para los demás y cada día nos alejamos. Aunque vivimos bajo un mismo techo y hasta durmamos en una misma cama cada día nos conocemos menos.
Jesús era un hombre muy ocupado y sobre todo tenía mucha fama pero a pesar de todo siempre sacaba un tiempo para estar en la presencia de su padre. Lucas 5: 15-16 “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades.
5:16 Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.”
5:16 Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.”
Hoy en día hay muchos pastores que viven tan ocupados sirviéndole a Dios que ya no tienen tiempo para entrar en su presencia a través de buenos tiempos de oración y estudio de la palabra.
No importa cuán ocupado estés siempre busca un tiempo, un espacio en el cual puedas estar en intimidad con Dios, contigo mismo y con tu familia. Más que tu dinero tu familia te necesita a ti.