Este trajín y esta desesperación de la sociedad han causado que cada día el hombre sea menos honorable.
En la antigüedad el hombre se caracterizaba por su cumplimiento en su palabra, el si era si él no era no. Mateo 5: 37 “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.”
Samuel era un hombre honesto que tenía la frente en alto y podía confrontar a cualquiera en cuanto a su reputación. 12: 3 “Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos con él; y os lo restituiré.”
Lo importante no solo es confrontar a los demás en cuanto a nuestro comportamiento, lo importante es que los demás nos vean como honestos. V 4 “Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre”
Dios demanda de nosotros como cristianos que también tengamos una vida honrosa. Qué tal si hacemos ese ejercicio de Samuel y le decimos a quienes han estado a nuestro lado lo mismo que él se atrevió a decirles. ¿Cómo crees que nos iría?
Un hombre en una ocasión estaba en una cafetería cuando observo que aun señor se le quedo una billetera repleta de dinero, lo primero que hiso fue tomarla y salir corriendo a devolvérsela. El dueño de la billetera muy agradecido le dijo que él era un periodista y que en agradecimiento le iba hacer un reportaje para mostrar que todavía hay hombres honestos. El hombre inmediatamente se opuso y le dijo que No. Que él no era honesto el tan solo era honrado; le explico: si yo fuera honesto no estaría con esta mujer que no es mi esposa, es mi amante.
Samuel podía decir que era un hombre honesto ya que por ninguna cosa se le podía reprochar. Ni en lo espiritual ni en lo secular. V 5 “Y él les dijo: Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado cosa alguna en mi mano. Y ellos respondieron: Así es.”
Un hombre honesto es aquel que primero es Honesto con sigo mismo. A los demás le podemos mentir pero a Dios y a nosotros mismos es imposible.
Cualidades que nos pueden convertir en hombres honestos.
1. No es vanidoso. V 21 “No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades.” Un hombre honesto es realista no actúa llevado por la emociones del momento.
2. Amar la Verdad. Salmos 51: 6 “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.”
3. No hurtar ni hablar mal de los demás. Éxodo 20: 15-16 “No hurtarás. 20:16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”
4. Ser justo en los negocios. Proverbios 20: 23 “Abominación son a Jehová las pesas falsas,
Y la balanza falsa no es buena.”
Y la balanza falsa no es buena.”
La única forma de ser verdaderamente honestos es estando totalmente sometidos a Jehová nuestro Dios y sirviéndole de todo corazón. V 14 “Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien”
Una persona honesta delante de Dios siempre está orando sin cesar por los demás. V 23 “Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto”
Dios quiere que seamos honestos. En nuestras fuerzas der honestos simplemente sería imposible, Reconoce tus debilidades y deja que el espíritu santo te guie. De esta forma un día seremos honestos.